No me mires, estoy enojada

Cuento

No me mires estoy enojada parece decirle una paloma a la otra mientras están sobre el alambrado.

Había una vez en el campo de mi tía dos hermosas palomitas qué pasaba gran parte de su día construyendo un nido en un eucalipto, el más alto de la chacra.

La planta sobresalía sobre el resto de los árboles del lugar, ese eucalipto se sentía orgulloso porque la mayoría de los pájaros que anidaban lo escogían por ser el más frondoso y elegante.

Pero esta vez era la primera vez que tenía dificultades con aquellos huéspedes, porque una de las palomitas tenía mal genio; cada tanto enojada salía volando tan rápido de su nido en construcción que revoleaba algunos palitos que la otra paloma ya había acomodado.

Así no terminarán nunca comentaba el árbol a las plantas cercanas en susurros que llevaba el viento de hoja en hoja.

Fueron pasando los días y finalmente un día a pesar de los enojos de cada una de las palomas el nido fue concluido, al poco tiempo nacieron Tres hermosas palomitas, fue entonces cuando el árbol se alegró porque ahora sí escuchaba el piar de los pichones y esa melodía que partía de entre sus hojas lo hacía realmente sentir orgulloso de haber sido paciente y esperado conteniendo en sus tronquitos la finalización de la construcción del nido.

Ahora las palomas habían dejado de discutir; tenían que ocuparse de alimentar sus polluelos, y colorín Colorado---Este cuento ha terminado.

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